Capítulo: 1
Principiae Scientia
Principios de la Ciencia
Résumé:
Los seres humanos, siempre se han conducido por su razón, desde su aparición en la Tierra como especie hasta el presente; a su vez, esta razón cuenta con el apoyo de su inteligencia y su heurística que la alimenta siempre en conocimiento y sabiduría, llegando finalmente a la experiencia; pero en algunas ocasiones esta razón, suele verse acosada por cuestionamientos que no puede apartar o solucionar, pues le son propuestas por la naturaleza de la razón misma, que en algunas veces no puede contestar, porque superan las facultades de su razón humana; en esta perplejidad cognitiva, cae la razón humana sin culpa alguna. Entonces, comienza analizando los principios, cuyo uso, en el transcurso de la experiencia misma es inevitable.
Pero la razón humana, pronto se da cuenta que de ese modo, su tarea ha de permanecer siempre inacabada (inconclusa) porque las cuestiones (preguntas) nunca cesan; se ve pues obligada a refugiarse en principios que exceden todo posible uso de la experiencia, y que sin embargo, parecen estar tan libres de toda sospecha, que incluso la razón humana ordinaria está de acuerdo con ellos. Es así, como la razón se precipita, y se involucra o sumerge en obscuridades como las contradicciones; de donde la razón humana, no puede sacar una conclusión por medio de un razonamiento, a partir de una situación anterior o de un principio general, que en alguna parte se ocultan recónditos errores (decisiones fallidas), sin poder descubrirlos a tiempo, porque los principios de que usa y/o aplica, se salen de los límites de toda experiencia [esto se observa (o se ve) sobre todo, en las razones o razonamientos de los jóvenes (teenager en inglés)], ésta ya no reconoce alguna buena decisión en la experiencia. Y el lugar donde se dan, estas escenas de la razón humana en disputa, se llama Metaphysica o Metafísica que es parte fundamental de la Philosofía.
Quiero hacer una aclaración, revisando los antiguos textos griegos originales, la palabra philosophia al principio significaba el amor al conocimiento desinteresado de la verdad, pero no desde el punto de vista científico como hoy lo conocemos, sino más bien era la pasión y la ansiedad del conocimiento, que deriva de la curiosidad que es innata de la especie humana; esto lo vemos por ejemplo, en los textos del historiador y geógrafo griego Heródoto (484-425 antes de Cristo), y otro historiador griego-ateniense Tucídites (460-396 antes de Cristo). Y fue en la época del philósofo y lógico griego Aristóteles (384-322), cuando la philosophia se constituyó como una ciencia del conocimiento humano, con sus tres líneas de investigación: el objeto (cuál es razón de investigar), el método (qué método o qué sistema vamos a utilizar en la investigación) y el objetivo (a dónde queremos llegar con la investigación, o que conclusiones o metas queremos lograr).
Actualmente, los bioquímicos contemporáneos confiesan que existe una imposibilidad de una reacción química capaz de descifrar a un ser viviente (cualquiera); donde la duración de una vida humana, no bastaría para escribirla en un libro. Además, la ciencia, desde su auge en las civilizaciones antiguas, se vio limitada a explicar:
«El –cómo– nunca la causa primera, menos aún el –por qué»
El –cómo– se refiere a la razón; el –por qué– a la sensibilidad, un terreno que la poesía lo manifiesta, y que los científicos lo esquivan. Debe entenderse, que el hombre no siente en números (sean estos aritméticos o no); aun así, toda su esencia ha sido reducida por los científicos a las matemáticas, por los matemáticos a la lógica, y por los lógicos a la razón:
«En sus discursos, los científicos articulan exclusivamente su sabiduría en la base del conocimiento humano, y no lo hacen en la Humanidad misma»
A partir de Friedrich Wilhelm Nietzsche,[1] la antropología philosófica acepta la primacía del arte, a la par que, no sin hipocresía, menoscaban de su función social. La clásica palabra Sentimentalismo es continuamente acuñado bajo el yunque de la razón; pero son los sentimientos precisamente, quienes manifiestan nuestra esencia como humanos, y es a partir de ellos que articulamos nuestra voluntad. Ejemplo, un niño con retardo mental, no es menos humano que un niño prodigio al momento de abrazar a un adulto, en tanto que este último está expuesto a des-humanizarse a causa de sus privilegios lógicos y racionales. Por tanto, "la humanidad continuamente se refiere al amor;" y no al odio, la envidia, la venganza, la traición y el egoísmo que reflejan en sí mismas la des-humanización.
A principios del siglo XX, llegó la revolución que causó el Quantum, en la Física Clásica, que además determinó un cambio philosófico en el pensamiento contemporáneo, al ceder los paradigmas de la Física Clásica ante la aparición de los nuevos conceptos Quánticos.[2] Y así, todos los principios de la Mecánica Quántica tuvieron y tienen una gran influencia no sólo dentro de la Física, sino también en todas las disciplinas del quehacer científico incluyendo a la Biología.
Georgius Revilla-Loayza
[1] Friedrich Wilhelm Nietzsche nació en Röcken, philósofo alemán, nació cerca de Lützen en 1844. En 1869, cuando apenas tenía 25 años, Nietzsche fue nombrado catedrático de philología clásica en la universidad de Basilea. A este nombramiento contribuyeron los trabajos philológicos que el joven Nietzsche había publicado antes de terminar sus estudios. Era hijo de un pastor evangélico, que murió cinco años más tarde, lo que hizo que Nietzsche creciera en un ambiente completamente femenino, dominado por el pietismo protestante. Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidental, mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente generaciones posteriores de sociólogos, theólogos, psicólogos, philósofos, novelistas, poetas y dramaturgos.
Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.
Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores philósofos como los franceses Michel Foucault o Deleuze entre otros.
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