1.4 Hábito de la Sabiduría
Como antes se recordará, según Aristóteles la sabiduría es un compuesto del intelecto y la ciencia, porque no sólo conoce los primeros principios sino que también argumenta sobre ellos.[1] Sto. Tomás de Aquino, es fiel en este punto a quien considera el Philósofo:
¡La Sabiduría, no utiliza solamente los indemostrables principios del intelecto, concluyendo desde ellos, como lo hacen otras ciencias; Sino también juzgando de ellos, y disputando contra los que lo niegan! ¡De donde, nosotros inferimos que la Sabiduría juzgue todas las virtudes intelectuales; Y los propio suyos, estas sean ordenarlas a todas; En la que ella misma, es aproximadamente el arquitecto del conocimiento![2]
a) La Sabiduría y los hábitos de la Ciencia. Para Santo Tomás de Aquino:
¡La Sabiduría, es cierta Ciencia en cuanto tiene eso que es común a todas las ciencias, como es el saber, y además, que demuestra las conclusiones partiendo de principios! ¡Pero vemos que, como tiene algo propio y superior a otras ciencias, en cuanto juzga de todas ellas, y no solo en cuanto a las conclusiones, sino también en cuanto a los primeros principios, esta posee la razón de virtud más perfecta que las ciencias![3]
Es decir, lo que la Sabiduría parece tener en común con las Ciencias es el Juzgar.[4] Ya vimos, que el acto propio del hábito de las ciencias, es el juicio. Pero la Sabiduría tiene algo distintivo de todas las demás Ciencias, a saber, que también él –Juzga– de aquéllas y asimismo de todos sus principios. Pero, una cosa es jugar realidades físicas naturales y otra es juzgar las ciencias. Como es claro aquí, al –Juzgar– se está tomando análogamente una parte que juzga las demás ciencias, lo cual indica que es superior a ellas:[5]
«No obstante sabemos, no por juzgar a muchas se pluraliza la Sabiduría.[6] De modo que es un hábito único, mientras que como vimos antes, es posible una pluralidad de hábitos de la ciencia»
b) Recuérdese: No es el mismo hábito, que el de las ciencias clásicas consideradas como la Philosophiae naturalis o Philosofía de la naturaleza, que los de ciencia positivista; Y también los de ciencia teórica que los de ciencia práctica. La unicidad del hábito de la Sabiduría parece derivar, según Santo Tomás de Aquino, de la unicidad de su propio tema,[7] mientras que la pluralidad de los temas de las diversas ciencias distingue a éstas entre sí, como lo vemos hoy.
Por otra parte, vemos que Juzga a los Primeros Principios. Lo propio de toda ciencia, es tener unos principios de donde ésta empieza. Sto. Tomás de Aquino pensaba, que si la sabiduría es cierta ciencia, entonces esta debe tener algunos principios, aunque distintos, superiores a la ciencia.[8] Añade también, que la Sabiduría Juzga a esos Principios.[9] Los principios de la ciencia son superiores a las ciencias, pero ninguna ciencia juzga a sus propios principios. En cambio, el hábito de la Sabiduría procede de modo inverso, pues ésta somete a juicio a sus propios principios. Este razonamiento tomista plantea un problema fundamental, a saber, sí la sabiduría juzga de sus principios, esta será superior a ellos, pero sí éstos son innatos a la sabiduría adquirida, me pregunto:
¿Cómo lo adquirido puede ser superior a lo innato, y sí debe surgir de lo innato?
Una respuesta coherente lo vemos, con el Corpus tomista (refiérase a Sto. Tomás de Aquino) es decir que la sabiduría no deriva sólo de los primeros principios, sino sobre todo del Intelecto Agente, que también es Innato, pero a la vinculación entre ambos se aludirá más adelante.
c) La Sabiduría y el Hábito de los Primeros Principios. Solo observamos que, sí en vez de la distinción o diferencia entre Ratio Superior y Ratio Inferior se tiene en cuenta la división tomista (refiérase a Tomás) entre Ratio e Intellectus[10] vemos que para Tomás de Aquino, tanto el hábito de los primeros principios como de sabiduría, pertenecen al Intellectus, aunque suena ordinario, da el nombre de Intelecto al hábito de los primeros principios. Se dijo anteriormente, que estos principios son variados, y que en algunos pasajes parecen tener un marcado carácter lógico. Con todo esto, en un sentido estricto, la sabiduría es un hábito distinto del Intellectus[11] y la disparidad, parece estribar en que la Sabiduría Juzga[12] a los primeros principios, mientras que el Intellectus sólo los conoce.[13] Si la Sabiduría juzga de los primeros principios, esto lleva a formular algunas cuestiones o preguntas:
§ ¿Los primeros principios del intellectus son lógicos?
§ ¿Juzga la sabiduría a esos principios lógicos?
§ ¿Acaso se trata de principios reales?
§ ¿Cabe distinguir entre los principios que juzga y algún otro principio que sea el tema propio de la sabiduría?
Si este hábito es un hábito distinto del intelecto:
§ ¿Cómo puede tener como tema propio, a los primeros principios,[14] si éstos son temas propios del –Intellectus?
§ ¿Acaso lo único que añade la sabiduría es el juzgar sobre el Intellectus?
d) El hombre, para adquirir sus conocimientos, necesita de los sentidos, además tiene ideas de muchas cosas superiores al orden sensible; Y aún más, las mismas que pertenecen a este orden, las conoce a través de las razones generales que no corresponden a las jurisdicciones de todas las facultades sensitivas externas ni internas:
«La necesidad de los sentidos, la viveza con que sus impresiones nos afectan, y la frecuencia con que las representaciones sensibles se mezclan en nuestro interior, con los conceptos intelectuales, ha dado pie a ciertos philósofos para sostener y afirmar, que el pensamiento es la sensación, más o menos transformada; De este modo, vemos que de aquí nace la Escuela Philosófica Sensualista»
El conocimiento del objeto sensible, en ciertos razonamientos generales, no sensitivos, y en todos los conceptos de orden puramente intelectuales, y superiores a toda sensibilidad; Así como universalidad y la necesidad de saber muchas verdades, que aún no conocemos o no entendemos, pero observamos que la necesidad y universalidad no pueden nacer (o aparecer) todas de la individualidad y contingencia de fenómenos sensibles, éstas han manifestado la precisión de admitir ideas puras, superiores a todo orden sensible; De aquí nace la Escuela Philosófica Idealista. Pero además, sí el conocimiento de los primeros principios es Nativo, en el sentido que los primeros principios son naturalmente conocidos[15] Naturaliter Indita,[16] y el intelecto agente también lo es,[17] entonces:
§ ¿En qué medida es adquirido, el hábito de sabiduría si media o está entre ellos?
§ ¿Acaso la luz del hábito de sabiduría, será innata mientras que lo conocido por él requerirá de la abstracción, de modo similar a como postula Santo Tomás de Aquino del hábito de los primeros principios?
§ ¿No será que, además del deseo de saber nativo del hombre, debe existir cierta apertura sapiencial innata?
Sea ello como fuere, estas explicitaciones no se dan en el Corpus tomista (referido a Sto. Tomás). Son temas abiertos a nuevas indagaciones.
Por otra parte, sí se admite que los primeros principios son reales y la Sabiduría Juzga de ellos, entonces la Sabiduría no podrá conocerlos como los conoce el Intellectus esto es, como principios, sino de otro modo, porque de lo contrario, sería un conocimiento superfluo o reiterativo. En efecto, si aceptamos que la Sabiduría es Superior al Intelecto,[18] entonces, cabe el preguntarse:
¿Qué es realmente Superior a lo Principia y, cómo lo conocerá el hábito de la Sabiduría?
Sin embargo, vemos también que estas cuestiones quedan por precisarse en el Corpus tomista (referido a Sto. Tomás). En cualquier caso, Aquino admite una redundancia del hábito de la Sabiduría sobre los hábitos inferiores a éste y sobre sus temas.
En efecto, por una parte, él escribe que éste hábito juzga todos los temas de aquéllos, al decir que:
¡La Ciencia depende del Intelecto como de Principia (fundamental)! ¡Y unas y otras dependen de la Sabiduría como principalísimo, puesto que bajo ella se contienen tanto el Intelecto como la Ciencia, ya que Juzga las conclusiones de las ciencias y de los principios en que se basan o se sustentan![19]
Y por otra parte, añade que Juzga los mismos hábitos.[20] Ahora bien, sí Juzga tanto de los contenidos de los hábitos como de los mismos hábitos, entonces:
¿Cómo discierne los Hábitos del contenido de ellos?
Y si tanto los hábitos como sus contenidos son reales:
¿No será que la Sabiduría está abierta a la totalidad de lo real?
Además:
¿Juzga sólo de lo Inferior a ella, o conoce también lo Superior?
Y si, es así:
¿Cuál es su Tema más apropiado?
[1] Georgius R. Loayza, «La sabiduría es la más exacta de las ciencias. Así pues, el sabio no sólo debe conocer lo que sigue de los principios, sino también poseer la verdad sobre los principios. De manera que la sabiduría será intelecto y ciencia, una especie de ciencia capital de los objetos más honorables». Aristóteles, Ética a Nicómaco, l. VI, cap. 5 (BK 1141 a 16–20).
[2] S. Theologia, I–II, q. 66, a. 5, co. «Sapientia non solum utitur principiis indemostrabilibus, quorum est intellectus, concludende ex eis...». Ibid., ad 4; «sapientia... considerat conclusiones et principia; et ideo sapientia est scientia et intellectus». In I Sent., d. 1, q. 3, a, co.
[3] S. Theologia, I–II, q. 57, a. 2, ad 1.
[4] In III Sent., «Sapientia es quaedam scientia, inquantum habet id quod est commune omnibus». S. Theol., I–II, q. 57, a. 2, ad 1. A veces la sabiduría tiene en común con las ciencias hasta el tema, aunque indirectamente, pues «sapientia distinguitur a scientia, inquantum sapientia quandoque dirigit in agendis per rationes aeternas». d. 35, q. 2, a. 4, qc. b, co.
[5] S. C. Gentes, «Sapientia autem... est una de scientiis speculativis, caput aliarum, ut dicit in VI Ethic.». l. III, cap. 44, n. 5.
[6] S. Theologia, «Secundum diversa genera scibilium, sunt diversi habitus scientiarum, cum tamen sapientia non sit nisi una». I–II, q. 57, a. 2, co.
[7] In I Sent., «Sapientia vero non ponit in numerum cum scientia et intellectu: quia omnis sapientia sciencia est, sed non convertitur: quia illa scientia sola sapientia est quae causas altissimas considerat, per quas ordinantur et cognoscuntur omnia sequentia». d. 35, q. 1, a. 1, ad 5.
[8] S.Theologia, 61 «Sapientia in speculativis altiora principia considerat quam scientia». II–II, q. 51, a. 4, co.
[9] Georgius R. Loayza, Sin embargo, Juan de Sto. Tomás piensa que no es propio del hábito de sabiduría juzgar de la verdad de los primeros principios: «Quod ergo ad sapientiam non pertineat per se, et directe, probare veritates principiorum manifestum est, quia principia carent medio probativo sui intrinseco et proprio, cum sint definitiones, quae non habent aliud principium anterius, ex quo probentur, aut veritates per se et ex terminis notae». Cur. Theol., ed. cit., vol. 6, q. LXII, disp. XVI, ar. II, 464 b.
[10] Georgius R. Loayza, Para muchos, como por ejemplo Salmona, la distinción entre intellectus y ratio es solamente «come di quiete et moto». «–Intelligere– e –ratiocinari– in San Tommaso», Atti, del Congreso Internazionale Tommaso d´Aquino nel suo settimo centenario, vol., VII, 423. Sin embargo, a mi juicio, tal distinción –según Tomás de Aquino– es de mayor envergadura, porque se trata de la distinción entre los hábitos intelectuales superiores y los inferiores.
[11] S. Theologia, «Alia virtus est intellectus, et alia sapientia, ut patet in VI Ethic.». In III Sent. d. 35, q. 2, a. 2, qc. c, sc. 2; «in nobis... est aliud potentia et essentia..., et iterum intellectus aliud a sapientia», I, q. 25, a. 5, ad 1.
[12] In Metaphysica, «Sapientia est de primo principio». l. XII, lec. 12, n. 29; «sapientia est sciencia quaedam circa principia». Ibid., l. XI, lec., 1, n. 1.
[13] Georgius R. Loayza. «Intellectus videtur pertinere ad viam inventionis, sed sapientia ad viam iudicandi». In III Sent., d. 35, q. 2, a. 2, qc. c, co; «in contemplatione est necessaria apprehensio quae est per intellectum et iudicium, quod est per sapientiam». Ibid., ad 3; «inutilis est intellectus sine sapientia, quia sapientia iudicat, et intellectus capit, et non valet capere nisi iudicet». S. ad Col., 1, 3.
[14] In Ethica, «Horum principiorum non potest esse sapientiae, quae est alia virtus intellectus». l. VI, lec. 5, n. 3.
[15] Theologia, Cfr. In III Sent., d. 23, q. 3, a. 2, ad 1 y ad 2; Quodl., III, 12, 1 co; Quodl., X, 4, 7, co; S. I–II, q. 51, a. 1, sc; etc.
[16] Cfr. In Ethica, l. II, lect. 4, n. 7; S. Theologia, II–II, q. 154, . 12, co.
[17] S. Theologia, «Huiusmodi autem naturaliter cognita homini manifestantur ex ipso lumine intellectus agentis, quod est homini naturale», In Boet., de Trin., 3, 6, 4, co, 2.
[18] Georgius R. Loayza. «Sapientia sit maior virtus quam intellectus». I–II, q. 66, ad 4.
[19] S. Theologia, I–II, q. 57, a. 2, ad 2.
[20] S. Theologia, «Sapientia habet iudicium de omnibus aliis virtutibus intellectualis». I–II, q. 66, a. 5, co; «sapientia dirigit intellectum, quia sapientis est ordinare». Super Is., 11.
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